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El joven chochito de la chavala de la limpieza se ha transformado en la fantasía del negro de esta casa, al que le deja de preocupar de forma rápida que su casa esté aproximadamente sucia. Lo único en lo que piensa es en de qué manera puede llegar a meterle todo el rabo a ese pedazo de zorra, en de qué manera podría reventarla y hacer que se abra bien de piernas. Al final opta por lo fácil: el dinero. La guarra admite a la primera que le hace una oferta por más que el negro, que tiene el pollón preparado, se quede sorprendido, puesto que no aguardaba que la zorra fuera una calentorra de esta forma.