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Cuando la escucha masturbarse y gemir como una perra, este tío espía a su vecina tocándose la polla. Unos segundos después se mete en su habitación por el hecho de que sabe que a la guarra, una jamona tatuada que tiene un enorme trasero y dos tetas de primera, seguro que le agrada su polla. La muy perra reacciona tal como aguardaba, procurando metérsela entera en la boca para atragantarse y después poniéndose a cabalgar para apreciarla bien metida en el coño. Los pollazos que le queja hacen que la zorra se abra cada vez más de piernas para apreciar todo el rabo clavado en el fondo.
