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La puta de su hija va a descubrir lo que significa irse de vacaciones con el viejete de su padre a la casa que tienen en el pueblo. Es un terreno enorme donde no hay ninguna persona en un montón de espacio, conque por más que la guarra grite absolutamente nadie va a poder oírla ni asistirla. El padre le comienza a meter mano y le afirma que se relaje, pues eso le dejará que se lo pase mejor. Le toca las tetas, le chupa el coño y después se saca la polla para ponérsela en la boca y que se la chupe. Cuando ya se le ha puesto dura empieza a penetrarla para cumplir su fantasía de hacer incesto.