0 views
Llegar a casa silenciosamente es algo de lo que esta madrastra muy puta jamás se arrepentirá, por el hecho de que ve a su hijo y le sorprende haciéndose una paja. El chaval tiene un buen pollón y no puede eludir querer tenerlo en su boca, por el hecho de que al fin y a la postre solo es su madrastra. Se aproxima a él y le afirma que le coma las tetas. Después empieza a hacerle una buena felación y se ponen a joder, gozando la negra de de los mejores polvos que ha llegado a echar, por el hecho de que el chaval tiene resistencia y encima gasta un pollón de tamaño notable.