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El trabajo está realmente difícil y esta joven babysitter debe hacer lo que sea para lograr un buen empleo. La primera cosa que hace es llamar a la puerta de donde la quieren contratar y presentarse. Cuando entra le afirman meridianamente que si desea el curro tendrá que ser babysitter y puta, follándose al hombre de la casa todas y cada una de las veces que le solicite. Al comienzo se lo piensa, mas hay 2 motivos para admitir y dejarse penetrar. El primero: desea el trabajo. El segundo: el tío tiene la polla más grande que ha visto nunca. Y como podía imaginarse, la reventada de su coño pequeño por ese rabo la deja destrozadísima y chillando de placer.