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Cuando su marido sale de viaje se debe conformar con montarse encima de su gran consolador, un buen rabo de plástico que tiene una buena base a fin de que se sostenga mientras que se monta y se lo clava hasta el fondo. Lo que hace es ponerse de espaldas pues sabe de manera perfecta que tiene un culazo enorme que ha estado adiestrando en el gimnasio y que les chifla a los hombres. La muy guarra asimismo tiene unas buenas tetas y cuando le vemos el coño por delante podemos estimar que tiene ese tamaño grande propio de uno al que le han metido muchas pollas.